domingo, 24 de abril de 2011

¡Qué importancia tiene!


Ínfimas han de parecer las dichas pequeñeces,
lo diminuto. Desde su cautiverio cotidiano
y sentadas en los parques, cafés, dormitorios,
 tanto en boca de oradores, como en tímidas sombras
 que se escurren tras la aquellos otros.
E invisiblemente han de llenar nuestra copa con su vino exquisito de diversidad.

Desapercibidas y profundas como un beso diplomático.
Levantar la mirada pareciese insinuarle.
O si a causa de la exaltación,
Se derrama una ceniza sobre la vocal entregada.
Oh, qué malentendido por aquello tan ínfimo.
Y aún así, ¡Qué importancia tiene!


Luis Felipe Velásquez Vallejo