martes, 18 de enero de 2011

Pesadilla de un poeta


En una paráfrasis de nuestros encuentros amorosos,
Y temeroso de las palabras
Que aun no circundaban tus labios,
Derrame el tintero
En aquella inocente pagina,
Con la que me disponía a traducir el deseo imperdible,
De una desaforada pasión
Que anida en las ramas de mi deseo.

Más no pude evitar el llanto.
Se avecinó como un huracán
Que insinuaba censuras a mis letras.
Y ver cómo las palabras destilaban por el suelo… oh.

Fuego de mi mechero.
Lluvia que se posa sobre el fango
Que ahora derrama de mi corazón.
No entiendo aun por qué en mis sueños,
Me pides silencio mientras escurren tus tensas manos
Por mi lánguido cuello.

Una hostil noche,
En la que mil suspiros en un recuerdo,
Se mostraban imparables.
Crujían como un libro en llamas,
Y se deslizaba de vez en cuando
Un inocente aullido que desgarraba mis entrañas
Con cada filosa frase que pronunciaba.

Eras tú que anhelabas mi regreso,
Mientras yo vagaba con mi neurótica mano 
En trazos marrones y espesos
Atreves del código ayer.


Luis Felipe Velásquez